No sé si se sabrán ustedes, pues los periódicos no se ocupan de estos temas, que tal día como hoy, hace 248 años, murió Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière, el más grande dramaturgo francés de todos los tiempos (1622-1673). Desde el inicio de su carrera como actor y luego como autor, había ido satirizando en sus comedias la sociedad de su tiempo, pues no en vano era un temperamento genial, creativo, polémico, irritable, batallador y tenaz.
En 1665 Molière sufrió la primera manifestación de una grave enfermedad pulmonar, pero apenas si duró su convalencia, pues pronto volvió al trabajo. Amaba la fama, la gloria, los honores, el lujo y aceptaba la lucha como justo precio de todo ello. También sufrió los celos por su mujer, frívola y mucho más joven que él, que le engañaba.
A lo largo de su carrera, y a medida que aumentaban sus admiradores se le acumulaban igualmente los enemigos y detractores. Eran las víctimas de sus sátiras: marqueses, damas ridículas y el clero. En vano le hicieron críticas invectivas y acusaciones calumniosas, pues entre los que le admiraban y protegían se encontraba el mismísimo rey sol, Luis XIV, que le cedió un teatro para sus representaciones.
Luis XIV invita a Molière a compartir su cena. Gérôme (1863). |
Dicen que todo escritor huye de la soledad. No sabemos cómo se sentiría Molière ante tan gran éxito mundano, con tantos enemigos, sin amor. El hecho es que se volcó en su obra. Y fue precisamente en sus últimos diez años de vida, cuando su talento dio los mejores frutos. Fustigaba cuanto vicio e hipocresía encontraba, con obras y personajes como el inquieto y escéptico Don Juan, el amargo Misántropo, el hilarante Anfitrión, el sombrío triunfo del vicio en Jorge Dandin, la miseria de El Avaro, la hipocresía de Tartufo, la risa de El médico a palos o El Burgués gentilhombre, y el ataque a la vana ciencia en El enfermo imaginario.
Poco a poco se daba cuenta de que le acechaba la muerte. Eso le hacía reflexionar. “La muerte es el remedio de todos los males -decía- pero no debemos echar mano de éste hasta última hora”. Y seguía luchando, escribiendo y actuando. Sabía que la batalla sería larga: “morimos sólo una vez, pero durante mucho tiempo”. Fue precisamente en plena representación de El enfermo imaginario, cuando se derrumbó en el escenario. Su enfermedad sí era real. Pero no, no estaba solo. Los actores de la compañía y sus amigos le trasladaron corriendo a su casa llenos de angustia. Él estaba sangrando, agonizante, mientras le pasaban por su mente las escenas de su vida ambulante por los caminos, de su infancia, de sus amores...
Moría pocas horas después, sin renegar de su profesión de actor. Los médicos, a los que tanto había fustigado, no le salvaron. Desde entonces, los actores de todo el mundo conservan la supestición de no vestir de amarillo en los escenarios, pues ese era el color de la túnica que llevaba Molière cuando sufrió su último ataque mortal.
Bajo la ley francesa de aquel tiempo, no estaba permitido que los actores fueran enterrados en el terreno sagrado de un cementerio, pues la Iglesia considerada su profesión inmoral. Ni siquiera la muerte lo había reconciliado con los doctrinarios, las convenciones hipócritas, las reglas, convencido como estaba, por ser hombre y artista, de que la vida social se desarrolla libremente como una fuerza mediadora entre la naturaleza y la razón. Hasta la noche del día 21 no se permitió, contra la prohibición, su reposo en tierra sagrada, dentro de los muros del cementerio de San José, gracias a la intervención del Rey.
Parece que, al menos en este país, nadie vaya a recordarle hoy. Se prefiere hablar de gentecillas ordianarias y sin mérito. Yo leeré esta noche su última comedia. Ustedes pueden ver este impresionante video sobre su muerte. Es un fragmento de la magnífica película sobre su vida que rodó Ariane Mnouchkine.
No conocía la frase de Molière: “La muerte es el remedio de todos los males -decía- pero no debemos echar mano de éste hasta última hora”. Sabía que los actores,especialmente durante los estrenos, huían del amarillo, pero desconocía el porqué. Magnífico post.
ResponderEliminarGracias por tu trabajo, estaba buscando detalles sobre la muerte de Molière para mis alumnos que tenían curiosidad y me encuentro este vídeo maravilloso.
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