lunes, 4 de enero de 2010

ARTE DE PASEAR... Y DE RECTIFICAR

Una amiga me dice, a propósito de los acostados, que vivir en la cama tiene su lado oscuro y doloroso, para los que no pueden levantarse y para quienes están a su alrededor y echan de menos la vitalidad de las personas a las que quieren y necesitan: touché. Tiene toda la razón. De eso también escribiré en el cuaderno de los acostados que ha dado lugar a su acertado comentario.

En mi descargo sólo puedo decir que no sólo escribo cuadernos sobre el vivir acostado, sino que también otro de mis cuadernos no venales, trata sobre el arte de pasear. En él me ayudo de Balzac, Goethe, Stevenson, Hazlitt, Kant, Rousseau, Baudelaire, Fielding, Ruskin, Proust, Redon, Caroll, Wilde, Walser o Cortázar..., ya sabéis, a falta de originalidad, yo me sumo al axioma de Eugenio D´Ors de que “todo lo que no es tradición es plagio”. Y en mi picoteo ligero acababa diciendo a los sedentarios, a los conservadores y a los que sufren depresiones y desgracias, que hay venturas y desventuras superiores a las suyas y que ahí fuera se pueden encontrar grandes y refinados placeres, en lo pequeño, en lo fugaz y en lo imprevisto que pasa a nuestro lado. Esos placeres son gratis, para disfrutarlos sólo tienen que salir de sí mismos e irse de paseo.

Hecha queda la rectificación.

También dije en mi primera entrada en este blog que no contestaría comentarios, porque era un antipático. Otro error. Si uno no es simpático no tiene que empeñarse también en ser tonto, y como dicen que rectificar es de sabios, pues eso que aquí estoy contestando y rectificando.

En desagravio a mis escasos lectores, como regalo de Reyes, quienes queráis un ejemplar de “El arte de pasear”, en formato pdf, no tenéis más que pedírmelo y os lo envío.

[Índice: comienza el paseo; andar y caminar; pasear y pensar; el paseo contemplativo; el placer moderno de pasear; el paseante solitario; el paseo y la amistad; el paseo amoroso; el paseante romántico y la naturaleza; el paseo por la ciudad; paseos interiores, raros, curiosos o siniestros; el paseo del artista; ¿qué camino tomar?;final del paseo. 99 pags.].

7 comentarios:

  1. ....yo si quiero un ejemplar de ....EL ARTE DE PASEAR......Un abrazo....Berta

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  2. ¿Puedo querer yo también uno?

    ¡Me encantaría leerlo!

    Besos, C.

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  3. Los que estéis interesados en recibir El arte de pasear, mandadme vuestro correo electrónico, a través de contacto.

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  4. ME LO PIDO!!!!, has dicho que puedo hacerlo, verdad???

    mcostalesg@hotmail.com


    Gracias.

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  5. Hace unos días paseé por tu blog, y me hiciste pensar en muchas cosas...lo disfruté.

    Tenía pendiente dejarte un saludo, y aprovecho ahora la ocasión. A pesar de que hay días en los que el tiempo se hace muy , muy limitado, visitaré este espacio siempre que pueda, ya lo tenía en mente desde la primera vez.
    Y muchas gracias por haberlo creado y querer compartir.


    Saludos cordiales, 'Antipático'

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  6. Estimado Pablo

    Le agradezco mucho su obrita que ya acabé de leer. La disfruté muchísimo, porque yo, caminante impenitente estaba como aquel que hablaba en prosa...caminaba sin saber que paseaba, y me he dado cuenta ahora de la sideral distancia entre un el ejercicio elemental y el disfrute estético del paseo como Ud. lo presenta.

    Sólo un pequeño alcance. Yo muchas veces he caminado porque..si no lo hacía me habría quedado eternamente derrotada. He caminado porque me pesaba tanto el espiritú, que rompía los sillones amarillos, por que mi pena era tanta que sólo cabía en las anchas avenidas, porque el mirar a otros me hacia creer que no estaba sola ..que la feliz apariencia de los demás no era sólo un contraste deliberado.

    He caminado luego de operaciones terribles, de dolor indecible, de extrañar y añorar. He caminado con mi madre al borde de la muerte, con mi trabajo tantas veces maldecido ingrata o justamente...he caminado cuando ya no me quiero ni una pizca...he caminado porque sentía que si un paso seguia a otro, si derivaba en las calles con normal apariencia mi vida podía tornar a ser normal.

    He caminado luego de arrepentirme de haber hecho algo de lo que me arrepiento y que juré que jamás iba a volver a hacer. He caminado para salvarme ¿eso será un paseo? Porque yo el paseo lo asocio a una liviandad casi primaveral, delicada y con perfume a lavanda y la vida muchas veces no nos permite caminar de esa manera sino en trechos muy cortos en minutos atesorados.

    Le menciono esto porque me quedó un pequeño sabor de anécdota y miscelánea y me hizo falta que se pusiera Ud. en juego y con su andadura mostrara también esos recorridos de la desesperación, cuando con las manos en el abrigo avanzamos mirando nuestros zapatos y preguntándonos ¿Porqué nadie me dijo cuando niño que esto era la vida?

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  7. Estimada Isabel: creo que añadiendo su comentario a mi cuaderno sobre "El arte de pasear", habría quedado completo y no tan frívolo y diletante. Las razones de este blog, que tiende al barroquismo, son de muy diversa índole y probablemente yo mismo las desconozca, pero comentarios como este le dan auténtico sentido.

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