sábado, 2 de enero de 2010

UN NUEVO AÑO

Hemos entrado en el año 2010 y deseo a mis escasos lectores que sean muy felices. 2009 estará ya en el fondo del mar, donde los poetas gaélicos, que amaban el arpa, reunen a los años pasados, sean estos alegres y luminosos y que brillan como lámparas o piedras preciosas, u oscuros y tristes y que son solamente cenizas. En cualquier caso el año se ha ido rápido. Para los celtas, los años son como liebres, y toman su figura cuando las contempla un humano. Por eso los años se van tan rápidos, como liebres veloces en campo llano.

Desconozco las predicciones y avatares que sobre el nuevo año han realizado los muchos que se dedican a ello: la cábala, el repertorio ceremonial de los chinos, las llamadas listas celtas, el calendario maya, o los astrólogos que dicen leer el futuro en los astros y el zodiaco. En cualquier caso se barrunta un año confuso e incierto..., como todos.

No hay que tomar demasiado en serio las predicciones, porque el hombre todo lo más que hace con el tiempo es medirlo. D. Álvaro Cunqueiro contaba en la radio, hace hoy 39 años, una historia que viene a propósito:

«Nadie tuvo –nos cuenta el gallego- mayor familiaridad con el tiempo que el cirujano de Basilea que vivió por el siglo XV y que se llamaba Funk. Este cirujano había comprado en Venecia un reloj de arena que hablaba. Y el reloj le decía al cirujano lo que estaba pasando en aquel mismo instante en el mundo. El cirujano hizo más amplio el paso de plata del reloj, para que adelantase, abreviando la carrera de la arena de vaso a vaso –que eran dos coloreadas ampollas de vidrio de Murano-, y desde entonces ya no tuvo el reloj conversación seguida, que trabucaba todo su decir y saltaba párrafos enteros, haciendo grande mezcolanza y desvarío de noticias, y así estuvo cinco días seguidos, en los que el cirujano no durmió, intentando tomarle el hilo a aquel teletipo descompuesto, y cuando ya le pareció que se lo había tomado, y que iba a poder profetizar con dos, tres, cinco semanas de adelanto la muerte del rey de Francia, la bajada del turco, un naufragio o un pedrisco, fue reposando su lengua el reloj, hasta que claramente dijo:
- Muere de un repente en la ilustre ciudad de Basilea el llamado cirujano Funk, mi dueño.
Y el cirujano cayó redondo. Por un cuarto de hora aún siguió el reloj parrafeando, mientras de ampolla a ampolla pasaba el hilo de arenilla morisca. Fue el cirujano Funk el único hombre que oyó hablar el tiempo.»

Hollywood nos ha estrenado estos días en los cines la película “2012” prediciendo nada menos que el fin del mundo. La Fundación Juan March de Madrid inicia en enero un ciclo de conferencias llamado “Catástrofes”. Hablarán sobre la erupción de volcanes, terremotos devastadores, diluvios, inundaciones, epidemias y pestes. Yo no hago mucho caso de las predicciones ni de los agoreros, la verdad, porque si hay años malos, también los hay mejores y la historia de lo porvenir no está escrita. Para mí tengo que los poderosos han sustituido a los sacerdotes por científicos, para intentar atemorizar a la población con los peligros que nos acechan y que no vemos, y así tenerlos distraídos y controlados.

Personalmente tengo la impresión de que la gente tampoco hace mucho caso. Los poderosos también se afanan, con todos los medios (de comunicación) a su alcance, para que sigamos comprando desaforadamente, nos preparemos para la lucha en las rebajas, nos aglomeremos en las colas de los comercios, nos atufemos en los atascos de tráfico, nos indignemos con las noticias y veamos los realities.

A estas alturas, quien no está curado de espantos está idiotizado, y nada nos alteran las predicciones de catástrofes, que las escuchamos como si fuera el parte del tiempo, sin hacer el menor caso, y así continuar en nuestra lerda existencia. Mientras podamos comprar el último modelito o aparato electrónico, nada nos afecta que estemos a punto de perecer por innumerables desgracias predichas: ya sea un agujero gordísimo en la capa de ozono de la atmósfera, la caída estrepitosa de la economía mundial, la súbita subida del nivel de las aguas por el cambio climático, o una pandemia mortífera provocada por vacas locas o aves y cerdos con gripe. Esos mismos pronostican una crisis de valores y de ideas, una nueva forma de vida, y cuando el tema se olvida nos damos cuenta de que todo sigue más o menos como antes. Se trata de que no reaccionemos contra las putadas que nos hacen, pues los males que nos acechan son globales.

Las mismas o parecidas amenazas nos acosaban a principio de 2009. A pesar de ello, y sin dejar de sufrir por el dolor, la escasez y la enfermedad, empezamos el año pasado celebrándolo en la isla de Re, y luego he reído con los amigos, leído y escrito libros, bebido y comido bien, amado a Abril y a mis hijas, dado nuestros paseos por Venecia o Lisboa, disfrutado del arte y de la música, de paseos por el campo y del mediterráneo en la isla de Menorca.

Este año he empezado leyendo “Sueño en el pabellón rojo”, novela clásica de la literatura china del siglo XVIII, ladrillo de miles de páginas, en la que su autor, Xuequin, nos cuenta los amores de Baoyu y Daiyu, en el lujo de la corte imperial y de la nobleza de antaño, en la que todo son jardines fragantes, rituales ceremoniales, sutiles sentimientos, esplendor y decadencia. También tiene, como el próximo año, premoniciones y sueños.

4 comentarios:

  1. «También tiene, como el próximo año, premoniciones y sueños.»

    Que así sea, Pablo ;)

    Un enorme abrazo

    Jose

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  2. ...que curioso...tu has nombrado hoy a la isla de re...y yo también en mi BLOG.....me encantan tuas recomendaciones de libros ...son muy bien venidos.....¡¡¡¡....Un abrazo Berta

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  3. El relato me ha parecido genial. Supongo que el interés del cirujano por el futuro responde tanto a la innata curiosidad humana, como al ancestral miedo a lo desconocido, y que es así como somos capaces de perdernos esa única realidad que es el presente, con todo lo malo, pero también lo bueno, que conlleva.

    Además, es cierto, nadie sabe fehacientemente cómo será lo que queda por venir. Quizá tengas razón, pasamos hace relativamente poco del análisis de la realidad desde un punto de vista mágico, a otro científico, intentado asegurar nuestras elucubraciones con mayores dosis de raciocinio, y una vez admitido y más o menos generalizado el cambio, siempre hay alguien que con "mucha vista" se propone utilizarlo en su beneficio para someter al resto y continuar alimentando su Poder.

    Siendo así, y a sabiendas de que el cerebro opta por desembarazarse de las malas vibraciones y tiende a relajarse de alguna manera, los nuevos manipuladores han cambiado El Circo Romano por ese otro rellenito de compras compulsivas, operaciones de estética plasticosa, y bombardeos de vacíos y superficiales entretenimientos varios. Y vaya que si tienen éxito, la respuesta es prácticamente unánime: ¡Total, no se iba ya todo al carajo!, pues pasemos el rato con la cabeza en otra parte...

    De cualquier modo siempre queda la esperanza de poder variar el rumbo de la realidad desviándola una milésima parte de su terca trayectoria, y ya sabes lo que comentan sobre los "granitos de arena", uno más uno... Así que sí, yo también tengo sueños para el nuevo año, ¡y una enorme esperanza de que los más importantes se vean cumplidos!

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  4. Parece que le has cogido el gustillo a esto del blog, querido....

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