Es posible que en estos días hayan leído ustedes en la prensa una noticia referida a la restauración que se está acometiendo en el Pórtico de la Gloria, de la catedral de Santiago de Compostela. En el periódico que ha caído en mis manos, EL PAIS del día 23 de febrero, han titulado la noticia:
Pinchando sobre el titular que acabo de transcribir puede leerse toda la noticia, que se puede resumir en lo siguiente. Al parecer, “diferencias técnicas” entre los diversos expertos en la restauración han hecho que los trabajos estén parados durante meses, por lo que en este año jubilar, en el que estaba previsto que terminaran los trabajos, no se podrá contemplar el esplendor del pórtico restaurado, que es una de las maravillas de la escultura románica de nuestro país.
La restauración era bien necesaria. Desde su construcción diversos han sido los avatares sufridos por el Pórtico, desde las inclemencias del tiempo, pues al principio estaba al aire libre, hasta los estragos de otras obras y restauraciones posteriores, pasando por el vaciado en yeso que en el siglo XIX hicieron los ingleses para su reproducción y exposición en un museo, que arrancó parte de la policromía de las esculturas. Hace unos meses los técnicos comenzaron tan hermoso trabajo, financiado por diversas instituciones (la Xunta de Galicia, el Ministerio de Cultura, el Arzobispado y la Fundación Pedro Barrie de la Maza). Levantaron los andamios y empezaron la limpieza. Pero las disputas entre ellos han dado al traste con la restauración, que ha quedado detenida. Las autoridades responsables no han sabido qué decisión tomar. No están claras las razones de unos y otros, pero lo que debería haber sido motivo de alegría, lo es de tristeza.
Pinchando sobre el titular que acabo de transcribir puede leerse toda la noticia, que se puede resumir en lo siguiente. Al parecer, “diferencias técnicas” entre los diversos expertos en la restauración han hecho que los trabajos estén parados durante meses, por lo que en este año jubilar, en el que estaba previsto que terminaran los trabajos, no se podrá contemplar el esplendor del pórtico restaurado, que es una de las maravillas de la escultura románica de nuestro país.
La restauración era bien necesaria. Desde su construcción diversos han sido los avatares sufridos por el Pórtico, desde las inclemencias del tiempo, pues al principio estaba al aire libre, hasta los estragos de otras obras y restauraciones posteriores, pasando por el vaciado en yeso que en el siglo XIX hicieron los ingleses para su reproducción y exposición en un museo, que arrancó parte de la policromía de las esculturas. Hace unos meses los técnicos comenzaron tan hermoso trabajo, financiado por diversas instituciones (la Xunta de Galicia, el Ministerio de Cultura, el Arzobispado y la Fundación Pedro Barrie de la Maza). Levantaron los andamios y empezaron la limpieza. Pero las disputas entre ellos han dado al traste con la restauración, que ha quedado detenida. Las autoridades responsables no han sabido qué decisión tomar. No están claras las razones de unos y otros, pero lo que debería haber sido motivo de alegría, lo es de tristeza.
La noticia de las diferentes rivalidades entre tan eximios expertos en el arte románico, me ha traído a la memoria la historia de su autor, el Maestro Mateo, que allá por el siglo XII esculpió el conjunto sublime de esculturas de Dios, los ángeles y los santos. Mateo ya era reconocido como artista notable en aquel tiempo, contratado habitualmente por reyes y prelados, fue bien retribuido por su obra.
Cuenta la leyenda que el arzobispo fue a visitar las obras cuando estaban próximas a terminar, después de veinte años de trabajo. Cuando el Maestro Mateo le estaba explicando el significado de las diferentes figuras, el arzobispo le preguntó por una que el maestro no había citado y que destacaba en el tímpano central. Mateo reconoció que esa figura era él mismo, porque consideraba merecer la gloria después de la obra de arte que estaba haciendo con tanto éxito, pero el clérigo le recriminó duramente su falta de humildad.
Pasado el tiempo, Mateo llamó al arzobispo para que viese el Pórtico ya terminado y, cuando este llegó, lo primero en lo que se fijó fue en que aquella figura había desaparecido del tímpano, pero ahora había otra nueva escultura en la parte de atrás, arrodillada y sin luz. Así se quería representar el maestro Mateo ahora, humilde y arrepentido por pretender retratarse junto a Dios, y de espaldas a su magnífica obra de arte, que no podría volver a contemplar, como castigo a su orgullo.
Ahí sigue la figura del maestro, bajo una inscripción que señala “arquitectus”. Le llaman santo dos croques, porque dicen que quien le toca la cabeza se vuelve más inteligente, y eso hacen los peregrinos que entran por el Pórtico de la Gloria, cuando se abre en los años de jubileo. La misma leyenda se cuenta en distintas versiones, que en nada varían su meollo, que me vale para ilustrar lo que quiero decir hoy, que no es otra cosa que un consejo para los conspicuos sabios en el arte de restaurar, que andan alborotados, enfrentados e inútiles: “Toquen la cabeza del Maestro Mateo”. Dudo que con ello se les contagie la sabiduría, el fervor y el arte que demostró el maestro, pues eso sería pedir imposibles, incluso a un santo. Pero al menos sí podrían reflexionar y ganar en humildad, virtud necesaria para acercarse a su trabajo tan bello sin soberbias ni orgullos vanos, y restaurar la piedra, los colores y el esplendor de tan hermosa obra de arte. De lo contrario, las autoridades deberían reprenderles (pues les pagan buenos dineros, que son de todos, por cierto, y que tan escasos están últimamente), como hizo el arzobispo al maestro, para que cesen en su vanidad y vuelvan arrepentidos a su trabajo, que esperemos que terminen antes de veinte años.
y digo yo... tanto trabajo cuesta sentarse a hablar antes de comenzar un trabajo, que luego se quedan las cosas a medias, o como en la catedral de Burgos que cada torre se encargo a una empresa distinta y dejaron una blanca y otra menos, total que al final hubo que limpiarla dos veces y así una y otra vez y otra, no aprendemos.
ResponderEliminarY la mayoría de las veces cuando uno esta frente a una obra, esta habla y tira por tierra muchas cosas, pero hay que saber escuchar desde la humildad (cosa difícil).
por si quieres mirar, ese pórtico tiene la culpa de mi encabezamiento http://150bel.blogspot.com/2007/12/dormidas.html
Sólo he podido leer por ahí que si el retraso se debe a "diferencias técnicas", que si la Xunta obliga a que los trabajos de restauración se sometan a unos criterios muy estrictos (?), que si la Xunta debería agilizar las "actuaciones" que son muy lentas con respecto a la tramitación, que si se echa de menos una "comunicación fluida" y más directa entre Administración y equipos técnicos, que si las discrepancias son entre los técnicos y la Consellería... ¡En fin!, que no me he enterado para nada del meollo de la cuestión. Me cuesta creer que a estas alturas existan graves discrepancias entre equipos técnicos de restauración. Después de la actuación de Labein, y un primer detallado informe sobre el estado de conservación de la obra por parte de los restauradores, supongo que el acuerdo entre todos con respecto a las fases y metodología estará más que tomado y el camino, emprendido. Con lo que cuentan los periodistas es difícil saber en qué radica el problema, pero a mí me ha sonado más a cuestión burocrática y a "piques" entre Administraciones que a restauración de obras de arte y protocolos de actuación en este campo.
ResponderEliminar¡Vaya usted a saber!...
Por cierto, he encontrado a qué fines destina la Fundación Pedro Barrié los 300.000 € de su subvención aquí:
ResponderEliminarwww.fbarrie.orgfundacion/...programa_catedral_sdc_dossier_general_012010.doc
y también he leído que lo que algunos no entienden es la dilatación en el tiempo de la presencia de andamios una vez instalados los elementos necesarios para las labores de monitorización con fines de conservación preventiva, y los trabajos realizados para el desarrollo de la propuesta de intervención. Parece que no ayuda mucho que pusieran en marcha un programa de visitas guiadas que utiliza también el andamio para la observación cercana de la obra, y hay quienes se preguntan por qué se adjudica tanto poder de decisión a una entidad privada aún siendo ésta la que aporte la subvención. La Real Academia Gallega de Bellas Artes también ha querido añadir su "granito de arena" con el siguiente manifiesto:
www.academiagallegabellasartes.org/noticias.asp?...155...
Bueno, no sé, pero creo que entre unos y otros siguen sin dejarnos las cosas muy claras y me recuerdan aquello de: "Entre todos la mataron y ella sola se murió"...
En fin, Cata, sea como sea, creo que van a tener que tocar la cabeza del Maestro Mateo una auténtica multitud, a ver si se les contagia algo de sabiduría y humildad. O quizá haya que ponerles de rodillas en un rincón, para ver si así se arregla algo.
ResponderEliminarAunque con tanto lío creo que así no arreglamos nada. Se me ocurre otra posible solución: si te parece, mandamos un grupo de restauradores de Bilbao, que allí la gente tiene fama de modesta, y con cuatro leches arreglamos el asunto, que es lo que les está haciendo falta a toda esa pandilla, a los políticos los primeros.
Ya decía yo que eres de los de buenas ideas... ¡Voy a hacer las maletas en un periquete!
ResponderEliminarUn besazo.