viernes, 5 de febrero de 2010

MUJERES PIRATAS














Acabo de terminar hace unos días la novela “A bordo de La Estrella Matutina”, librito de piratas en busca de un tesoro, que escribió Pierre Mac Orlan hace ya 76 años. Los personajes que van apareciendo en la novela, además de participar en la trama, van contando a su vez, sus propias historias. En una de ellas, uno de esos “caballeros de fortuna” cuenta, para su vergüenza, como fue asaltado y burlado por Mary Read. Esa mujer fue una de las mujeres piratas más famosas de la historia. Vivió sus aventuras en el Caribe, incluso se batió en duelo con un matón por haber injuriado a su amante, cuando aún no era capitana. Tuvo una compañera Anne Bonny; ambas navegaron con el famoso pirata John Rackman (el colico); ésta última, que fue su amante, le dijo cuando les estaban ajusticiando a los tres: “Si te hubieras batido como un hombre, no te ahorcarían como a un perro”.
Pero no fueron las únicas mujeres piratas que existieron. La historia cuenta que existió una pirata china, la viuda Ching Shih, que anduvo haciendo fechorías por los mares de Asia en loa siglos XVIII y XIX, pero que finalmente obtuvo el perdón. También hay noticias de la Goda Alwilda, de la escandinava Sigrid la Soberbia, la celta Ingela Gathenheim, o Grace O´Malley, entre otras muchas. Todas ellas no dudaron en empuñar espada o pistolón, y batirse el cobre por los mares. Y lo hacían empujadas por sus propias desgracias, para poder sobrevivir en un mundo cruel y violento, en busca de riquezas. Eran aguerridas y luchadoras, se sobrepusieron a las desgracias de sus vidas y se adaptaron a ese mundo violento y masculino de la piratería, como amantes de otros piratas o al frente de una cuadrilla de pendencieros y desesperados. Todos sabían que su destino era perseguir botines en los mares o la horca. Muchas acabaron ajusticiadas, como Mary Read.
Hollywood dedicó una divertida película a esta mujer pirata, en la que recreaba de manera libérrima su vida. La película se llamó "La isla de las cabezas cortadas" (cutthroat island), y estuvo protagonizada por Geena Davis.
Los amantes de los libros podríamos dedicar toda una vida a la piratería y formar una inmensa biblioteca (por si alguien quiere iniciarse, la editorial Renacimiento, de Sevilla, tiene una colección dedicada al tema con obras todas ellas recomendables). Los libros sobre piratas que tengo en mi casa no son muchos pero sí enjundiosos; están llenos de aventuras, emociones y romanticismo. Responden a la necesidad humana de narraciones sobre países desconocidos, islas misteriosas, aventuras libertarias, asesinos con causa, delincuentes justicieros, e historias así. Podemos citar “La Isla del Tesoro” de R.L. Stevenson, el “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe, los relatos de J. L. Borges en la “Historia Universal de la Infamia”, las “Vidas Imaginarias” de Marcel Schowb, o las novelas de Pío Baroja que componen la serie sobre La Mar. También al viejo MacOrlan, que escribió historias con las que también hicieron películas, y a quien una editorial de Bilbao está rescatando del olvido.
Lo que más llama la atención es que la literatura de piratas evoca un mundo irremisiblemente perdido y pasado, en el que primaba la libertad de los mares y la lucha cruel. Los mismos libros de historia, como la “Historia de la Piratería” de Goose, hablan del fin de la piratería. Personalmente creo que los historiadores se han precipitado, y que no se puede escribir todavía el último capítulo de esa historia.
En realidad nunca se acabó totalmente con la piratería, aunque ésta fue cambiando de forma con los tiempos. Y aunque muchos la han querido ignorar durante decenios, todavía hoy seguimos con el problema a cuestas. Los mares, es verdad, ha tiempo que dejaron de ser libres. Los estados acabaron con los negocios de la piratería, como la trata de esclavos, los abordajes en alta mar o las islas del Caribe infestadas de piratas, y decidieron controlar directamente tales “asuntos”. En primer lugar dominaron las costas, más tarde los mares. Luego extendieron la zona de las 200 millas, controlaron las explotaciones de petróleo y las riquezas del subsuelo marino, finalizaron las guerras navales que habían facilitado la aparición de corsarios, pues eran poco prácticas con el desarrollo de la aviación. Los avances tecnológicos (como los radares, barcos modernos, satélites, etc...) y los intereses de las multinacionales..., siguieron poniendo coto a muchas formas de piratería. Todo eso es verdad, pero la delincuencia no sólo es de secano y le gusta navegar, y los piratas siguieron campando por sus fueros marinos, dedicados al tráfico de droga, al contrabando, a asaltar barcos de recreo, o transportar ilegalmente, y en condiciones inhumanas, inmigrantes de países pobres a las costas del paraíso occidental, etc.
Nunca se terminó de poner puertas al campo, ni esclusas al océano; pero aquellos piratas residuales no afectaban a los gobiernos ni a los poderosos. Pero ahora, en algunas costas, como las de Somalia o Malasia, algo ha cambiado. Son países descompuestos por las guerras civiles, la miseria, la desigualdad, el hambre y la violencia. Sus asesinos y ladrones se lanzan al mar buscándose la vida para asaltar buques, hartos de verlos pasar llenos de riquezas. Nada tienen que perder, pues su suerte no puede ir a peor. Hoy amenazan intereses de los países occidentales y poderosos: compañías multinacionales de petróleo, empresas pesqueras, fletes de transporte... Y entonces, como por casualidad los periódicos vuelven a ocuparse del tema. Mientras los piratas se conformaban con objetivos menores no eran noticia, ahora sí.
Al igual que en otras épocas de la historia, esos piratas tienen el respaldo de señores ocultos, bien resguardados por la respetabilidad y el derecho (¿?) internacional, que se lucran con su violencia: les financian, les suministran las armas y embarcaciones, les negocian los rescates y cobran sus comisiones, sin arriesgar el físico.
Y otra vez los periódicos nos cuentan alarmados los horrores de sus asaltos y abordajes, el peligro de sus violaciones y secuestros, la codicia y el salvajismo de esos asesinatos. Exigen indignados soluciones a los gobiernos. Esta vez los cronistas de la piratería actual no cubren esas aventuras con el velo romántico con que la literatura embelleció aquel fenómeno que creíamos perdido.
Ya no hay tesoros escondidos, ni islas flotantes, ni barcos fantasmas, ni monstruos marinos que viven en la profundidad de las aguas, ni sirenas cantoras, ni náufragos que rescatar, ni peligrosas posadas llenas de bucaneros siniestros. No, tampoco en los mares de hogaño navegan las mujeres piratas de antaño. Ahora las mujeres desgraciadas no tienen espada ni pistola, ni barco en el que escapar. No hay leyenda de ninguna mujer pirata que las reivindique y que las haga soñar con defenderse un día de este mundo horrible. Y así siguen muchas: sufriendo calamidades y aguantando a hombres despiadados e insensibles, que las tienen sometidas, bajo la desigualdad e injusticia de una sociedad machista. Algunas se rebelan y se suben, si no a un barco, a un coche, como “Thelma y Louise” (otra vez Geena Davis; ¿querías decirnos algo, Geena?) y escapan de su puerto, y surcan carreteras a falta de mares. Tampoco les importa ser perseguidas y morir ajusticiadas.

3 comentarios:

  1. ...Gracias por tu recomendación del libro..... lo buscaré...después de la semana próxima...si..... me encantan tus recomendacioens literarias...son un acierto seguro....¡¡¡¡ estos días pensaba...leyéndote en TU BLOG....que echaba de menos tu lista de libros favoritos...aunque es cierto que casi siempre te refieres a ellos.....Besos Berta

    qué emocionante..la última escena de Thelma y Louise....¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  2. Las historias de piratas eran de mis preferidas, el mar bravo, mapas del tesoro, algunos rotos, islas paradisiacas, puerto con construcciones coloniales, loros, y ELLAS valientes, fuertes, y lo que me encantaba esque aquí eran igual de listas que ellos...me quedo con el aspecto romántico por una causa justa, por liberar a un de los suyos de la horca, por su lucha contra los bribones mandatarios de colonias, exclavistas y corruptos...eran la guerrilla contra el abuso, los otros piratas no me gustan...estupenda entrada hoy me he sentido un poco Geena Davis con aquella falda, látigo y ojos de mar

    ResponderEliminar
  3. ¡ es tan romántico sentirse un poco pirata !!..después de tanto tiempo de sequia en el blog..ahora estas que no para ..y en cada entrada te superas .. me encanta lo que cuentas y como lo cuentas ..

    ResponderEliminar