Muchos seguidores de este blog, al menos los más perspicaces, saben o adivinan que nació como una secuela para acompañar a “Un abril encantado”. De hecho muchos han llegado a este rincón entrando por esa puerta, pero por si algún despistado no lo sabía, ahora lo proclamo.
Abril lleva años recorriendo un camino de ida y vuelta entre la salud y la enfermedad. En su gira por los muchos males y dolencias con que ha tenido que lidiar ha demostrado ser una auténtica figura del toreo. Su arte y su valor, después de tantas cogidas y revolcones, están fuera de toda duda y lejos de cualquier explicación. A todos pasma y admira. A mí, además, me enamora. Los que están lidiando en la plaza, sufren el miedo y el dolor de las cornadas. Eso los demás no lo podemos evitar. Pero también muchas veces sienten una profunda soledad, incluso cuando los demás celebran triunfos engañosos.
Para evitar esto último a Abril, un día pensé que no bastaba con los aplausos, vítores, ¡olés! o halagos desde el tendido, ni siquiera eran suficientes rabos ni orejas, ni salidas por la puerta grande. Había que hacerle sentir que también yo estaba expuesto, rezando a mi modo desde casa a una virgen imaginaria, como las sufridas mujeres de tantos toreros.
Y decidí crear este blog, para que no sintiera que mis lecturas eran una huida, que mis encierros en mi torreón eran un escondite, y que en todos esos mundos imaginarios o intelectuales que rondaban en mi cabeza, ella también estaba presente.
En la red hay tugurios de todas clases. Hay locales de diseño donde los platos se sirven prácticamente vacíos, y hay pequeñas tascas donde uno encuentra a los amigos y las cañas. Hay lugares donde el dueño se desparrama continuamente en confesiones, y hay también salones donde se discute e intercambian ideas. Yo calificaría este blog de “barroco”, en el sentido que dicen que tenía la palabra en su origen. Las gentes portuguesas llamaron barrocas a ciertas perlas, cuya irregularidad llegaba a veces a lo monstruoso, lo que disminuía considerablemente su valor, al compararse con el que merecían las formas regularmente redondeadas. Si el blog de Abril es un lugar luminoso, blanco y redondo como una perla, en mi espejo se reflejan elementos de origen oscuro, gusto de lo teatral y me nutro de una realidad retorcida, compleja, engañosa y provisional. Si Abril busca la belleza en un ideal plácido y alegre, lleno de sonrisa y esperanza, yo la busco intentado conmover y asombrar, pero para ello no puedo evitar complicarme rebuscando, en un juego de claroscuros. Y así mezclo el diseño con las cañas, las ideas con el desparrame sentimental, la vida real con la ficción, las citas con los recuerdos, las confesiones con las mentiras.
Esto disminuye el valor de la perla barroca de Antipático, pero a pesar de todo, algunos siguen viniendo a verme. Gracias porque ya son más 4.000 visitas.
Y soy una de los 4000
ResponderEliminarun placer regresar y poder darte la enhorabuena
Siempre me han gustado las perlas barrocas y siempre he considerado el valor crematístico de los objetos (incluidas las obras de arte) como algo prácticamente aleatorio y casual. El valor intrínseco de las cosas es lo que al final hace que nos sintamos atraídos y apegados a ellas, o al menos así debería ser.
ResponderEliminar¡Felicidades por tantas visitas y gracias a ti por dejar que las hagamos! Siempre es interesante poder aprender algo de lo que tan bien nos cuentas.
¡Un gran beso para dos de mis "blogueros" preferidos!