jueves, 24 de junio de 2010

LA TRIBU DE LOS CLERCKS

En mis inquietudes adolescentes, cuando perseguía el conocimiento a través de la cultura, me compré un librito sobre el surrealismo. Ilustraba su portada el cuadro de Magritte: Reproducción prohibida (retrato de Mr. Edward Jones), en la que se ve a un hombre de espaldas frente a un espejo en el que también se refleja la imagen imposible de su espalda. Sobre la chimenea, el libro de Edgar Allan Poe La aventura de Arthur Gordon Pym.Yo entonces apenas sabía quién era el pintor belga René Magritte (1898-1967) y había leído muy poco de Poe. Aquel feliz encuentro con esos dos genios, que se produjo cuando todavía tenía edad para descubrir mediterráneos, aún me sigue aportando alegrías hoy.E.A. Poe en su relato Un hombre de la multitud, nos cuenta que un hombre observa a la multitud que pasea por la calle, y va clasificando los diferentes tipos que contempla. En su relato, el protagonista presta atención al modo de caminar y de moverse de cada uno, a su atuendo. Ahí creó tipo de oficinista (fellow-clerck), precursor del ciudadano burgués de los siglo XIX y XX: empleados de las firmas sólidas, viejos tranquilos. “Se los reconocía por sus chaquetas y pantalones negros o castaños, cortados con vistas a la comodidad; las corbatas y chalecos, blancos, los zapatos, anchos y sólidos, y las polainas o los calcetines, espesos y abrigados.” En un momento del relato, el protagonista se fija en un personaje al que decide seguir, sin verle más que la espalda, durante una inacabable persecución que dura todo el día y toda la noche. Uno de los misterios de las pinturas de Magritte, tal y como haría Poe en su narración, son las reiteradas imágenes de hombres de espaldas o con el rostro oculto. Siempre han causado en mí una profunda impresión. El pintor contempla a su víctima desde atrás, mientras esta camina hacia un destino misterioso, si es que lo tiene.El mundo de Magritte, a lo largo de toda su obra contiene siempre al misterioso hombre invisible con bombín y abrigo negro, paseando o en interiores, solo o en grupos, donde una multitud de ellos desciende sobre la ciudad. ¿Quiénes son esos personajes que aparecen en sus pinturas? Anónimos, con traje negro, con sombrero hongo, de espaldas. Ahí están sus enigmáticas pinturas La tarjeta postal, El maestro de escuela, Ensoñaciones de un paseante solitario, La canción de la violeta, Golconda y tantas otras. ¿Por qué no podemos verles el rostro a la mayoría de sus figuras?
Cuanto uno más observa su obra, uno comienza a comprender que hay que evitar todo intento de resolver puzzles. Las reminiscencias poéticas y filosóficas de su obra surrealista, nos tientan a situar su trabajo dentro de un contexto biográfico, pero la vida privada de Magritte permite poca introspección psicoanalista, pues el artista siempre prohibió ese tipo de investigaciones. Ni siquiera nos permite llegar a demasiadas conclusiones el suicidio de su madre, cuando él tenía trece años, ahogada en el río Sambre, tras varios intentos, razón por la cual su padre la tenía encerrada en su dormitorio. La persecución del personaje misterioso, como en el cuento de Poe, no abre más que interrogantes e inquietudes.Este hombre solitario, misterioso y ensoñador, que aparece una y otra vez en su obra, puede ser trasunto del propio pintor. ¿Acaso representa la necesidad de la razón en un mundo extraño y cada vez más inexplicable y complejo? Verle de espaldas siempre suscitó en mí una sensación incómoda, de identificación con la soledad. También me imaginaba entonces que esas figuras eran representantes de la uniformidad de los burócratas y la mediocridad, infelices y con un alma oprimida: la tribu de los Clerks; a la que yo no quería pertenecer de ninguna manera. Las visiones de sus figuras anónimas unas veces me hacen imaginar que fueran a darse la vuelta y descubrir nuestro propio rostro en ellas; otras, que no tuvieran rostro y fuéramos a descubrir en su interior nuestro vacío, o la verdadera materia de la que estamos hechos nosotros o nuestros sueños. El punto álgido del cuento de E.A. Poe, se produce cuando finalmente se puede contemplar el rostro del extraño personaje objeto de la persecución. No se lo pierdan. De nada.

1 comentario:

  1. Todo lo que vemos oculta algo, el pintor juega con nosotros ocultando lo que siempre vemos. Si lo piensas un poco, la parte mas emblemática de una persona es su cara, está expuesta a la vista de todos, pero el interior de la persona permanece oculto. En estos cuadros el pintor la oculta la cara, lo que siempre vemos, por lo que nos desconcierta y despierta nuestra curiosidad inmediatamente. Lo que no se es que quiso decirnos ¿tal vez que lo esencial es invisible a la vista?

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