lunes, 11 de enero de 2010

VESTIDOS DE VENECIA

Cuando, en el año 1981 leí por primera vez, "A la sombra de las muchachas en flor" de Marcel Proust, tuve la primera noticia del modisto español Fortuny, y de la fascinación que causaron en París los vestidos que fabricaba en Venecia, inspirados en los antiguos vestidos y tejidos representados por los pintores venecianos, especialmente Carpaccio. El protagonista de la novela, al pasar una tarde con su amada Albertine en el estudio del pintor Elstir, escuchan del artista, lo siguiente:

Su comparación es tanto más exacta, me dijo Elstir, cuanto que, debido a la ciudad donde pintaban, esas fiestas eran en parte náuticas. Sólo que la belleza de las embarcaciones de aquel tiempo residía la mayoría de las veces en su pesantez, en su complicación. Había torneos sobre el agua, como aquí, dados por lo general en honor de alguna embajada parecida a la que Carpaccio presentó en “La Leyenda de Santa Úrsula”. Los barcos eran macizos, estaban construidos como arquitecturas, y parecían casi anfibios como Venecias menores en medio de la otra, cuando amarrados con la ayuda de puentes volantes, cubiertos de raso carmesí y de alfombras persas, llevaban mujeres con brocados color cereza o con damasco verde, muy cerca de los balcones incrustados de mármoles multicolores a los que otras mujeres se asomaban para mirar, con sus vestidos de mangas negras con cuchilladas blancas rodeadas de perlas o adornadas con guipures. No se sabía ya dónde acababa la tierra, donde empezaba el agua, qué seguía siendo palacio o era ya navío, carabela, galeaza o Bucentauro.”
Albertine escuchaba con apasionada atención aquellos pormenores de vestimenta, aquellas imágenes de lujo que nos describía Elstir.
– ¡Oh, cómo me gustaría ver los guipures de que habla, es tan bonito el punto de Venecia!, exclamaba; además, ¡me gustaría tanto ir a Venecia!
– Tal vez pronto pueda contemplar, le dijo Elstir, las maravillosas telas que allí se llevaban. Hasta ahora sólo se veían en los cuadros de los pintores venecianos, o también aunque muy raramente en los tesoros de las iglesias, a veces, hasta salía alguna en una subasta. Pero dicen que un artista de Venecia, Fortuny, ha dado con el secreto de su fabricación y que antes de algunos años las mujeres podrán pasear, y sobre todo estar en casa, con brocados tan magníficos como los que Venecia adornaba, para sus patricias, con dibujos de Oriente. Pero no sé si eso me gustará mucho, si no resultará una vestimenta demasiado anacrónica para mujeres de hoy, incluso para las que se pavonean en las regatas, porque volviendo a nuestras modernas embarcaciones de recreo, son todo lo contrario de los tiempos de Venecia, “Reina del Adriático”.

No sería esta la única referencia al leitmotiv Fortuny, que hicera el escritor a lo largo de su monumental "A la busca del tiempo perdido". En "la fugitiva" y en "la prisionera", también nos cuenta cómo la Duquesa de Guermantes llevaba aquellos lujosos atuendos del artista para andar por casa o "robe de chambre", y cómo el celoso protagonista le encarga esos vestidos, capas y telas costosísimos para intentar, inútilmente, conquistar y retener a su amada Albertine. Tales modelos los encargaba en la casa que en aquellos años Fortuny había abierto en París para vender los modelos que fabricaba en Venecia, primero en sus talleres del Palacio degli Orfei, y más tarde en su fábrica en la Giudecca, donde había conseguido el secreto para reproducir aquellas maravillosas telas y tejidos, tanto en su textura como en su color y en sus dibujos.

Nos sigue contando Proust, en "La fugitiva", lo siguiente:

Carpaccio era el pintor al que con mayor gusto íbamos a visitar, cuando un día estuvo a punto de reanimar mi amor por Albertine. Veía yo por primera vez “El patriarca de Grado exorcizando a un poseso”. Contemplaba el admirable cielo encarnado y violeta sobre el que se destacan esas altas chimeneas incrustadas, cuya forma acampanada y la roja floración de tulipanes hace pensar en tantas Venecias de Whistler. Después mis ojos iban del viejo Rialto de madera, en aquel Ponte Veccio del siglo XV, a los palacios de mármol adornados de capiteles dorados, retornaban al Canal donde las barcas son guiadas por adolescentes de casacas rosa, con gorros rematados por aigrettes.... Por último, antes de abandonar el cuadro mis ojos volvieron a la ribera donde pululan las escenas de la vida veneciana de la época. Contemplaba al barbero secar su navaja, al negro llevando su tonel, las conversaciones de los musulmanes, de los nobles señores venecianos con anchos brocados, con damascos, con gorros de terciopelo color cereza, cuando de repente sentí en el corazón una especie de leve mordisco. En la espalda de uno de los compañeros de la Calza, reconocible por los bordados de oro y perlas que inscriben en su mangan o en su cuello el emblema de la jovial cofradía a la que estaban afiliados, acababa de reconocer la capa que Albertine tenía para ir conmigo en coche descubierto a Versalles, la noche en que tan lejos estaba yo de imaginar que apenas una quincena de horas me separaban del momento en que se marcharía de mi casa. Siempre dispuesta a todo, cuando yo le había pedido que se fuera, ..., se había echado sobre sus hombros una capa de Fortuny que al día siguiente se había llevado consigo y que luego nunca había vuelto a ver yo en mis recuerdos. Y era de aquel cuadro de Carpaccio de donde lo había tomado el genial hijo de Venecia, era de los hombros de aquel compañero de la Calza de donde lo había cogido para echarlo sobre los de tantas parisienses que desde luego ignoraban, como yo había hecho hasta entonces, que el modelo existía en un grupo de caballeros, en el primer plano del “Patriarca de Grado”, en una sala de la Academia de Venecia.

Proust tenía noticia de las Compañías de la Calza (compagnie di calze), a través de una biografía de Carpaccio, escrita en 1906 por Grabrielle y León Rosenthal. Desde mediado el siglo XV hasta finales del XVI, la organización de las fiestas del famoso carnaval Veneciano, estuvo en manos de las Compañías de la Calza. Eran asociaciones de jovenes nobles venecianos, que se distinguían por los variados colores que tenían en sus mangas, en el cuelo o en sus calzas, de ahí el nombre. Desde 1487 hasta 1565 existieron veintitres grupos diferentes por todo Venecia. Cada grupo se ponía un nombre inspirado por una virtud que pretendían reflejar o por un oficio: de las flores, de la unidad, de la concordia, hortelanos, cortesanos, sempiterni... Sus símbolos los llevaban bordados en oro y perlas. El cometido de estos caballeros del placer era crear y preparar las diversiones y espectáculos durante el carnaval, aunque también se les encuentra en las coronaciones de los dogos, en las festividades nupciales o en las recepciones de embajadores.









No podemos hablar mucho aquí de Mariano Fortuny y Madrazo (1871-1949), que fué pintor, decorador, fotógrafo, diseñador y modisto. Tan sólo cabe decir que fue un artista que partía de los objetos realizados con su procedimiento u oficio característicos, al que sin pender su función y utilidad, añadía los logros técnicos modernos. Así, con agudeza, creatividad e imaginación, creó auténticas obras de arte. En este país es un auténtico desconocido del gran público, apesar de estar su obra textil expuesta en el Museo del Traje de Madrid. Por una parte, los "cultos" que gustan del arte no les resulta lo suficientemente intelectual, pues se dedicó a confeccionar telas y diseñar vestidos, decorar escenarios de teatro por todo el mundo, especialmente representaciones de Wagner, o a fabricar lámparas, y estuvo alejado de los movimientos de vanguardia, que es lo único que parece haberse hecho en el siglo XX. Por otra parte, los pocos aficionados a la moda que conocen su obra, que no suelen ser muy estudiosos, no tienen curiosidad por saber la historia que había detrás de sus maravillosos diseños y creaciones. Quizá algún día en este país se honre su legado como se hace en la ciudad de Venecia donde le llaman el mago degli Orfei.
Cuando murió su padre, Mariano era muy niño, y tras pasar su infancia en París en un ambiente intelectual y artístico, su familia se fue a vivir a Venecia. Se instaló en el Palazzo Pesaro degli Orfei, en Campo de San Beneto, y allí montó su taller. Antiguamente el palacio sirvió también para espectáculos. De ello da fe Marino Sanuto, contando que en la noche del 19 de febrero de 1514 se representó allí por la compañía de la Calza “Los inmortales”, la comedia de Plauto titulada "Miles gloriosus", con intermezzos bufos. Magnífico fue el aparato, especialmente el cielo sobre el patio. Entre la concurrencia vióse al orador de Francia, al general de los infantes, a los hijos del dux y a muchos gentiles hombres y damas ricamente ataviadas, entre las que descollaba la mujer de Zuano Emo, que vestía un traje enteramente de brocatela de oro. El espectáculo acabó a las siete de la noche, y luego se cenó y se bailó hasta la madrugada. El mismo Sanuto cuenta que en este palacio, en 9 de enero de 1520, la compañía de la Calza, llamada de "los Hortelanos", dio otra fiesta con la representación de una comedia de Ruzante en honor del príncipe de Bisignano y costeada por el conde Antonio Martiengo , y otra el 30 de junio en honor de Pedro Pesaro, elegido procurador de San Marcos.

Curioso lugar, que contempló trajes lujosos de los notables venecianos, la celebración de representaciones teatrales y las fiestas la compañía de la Calza... Pueden ser coincidencias, pero también pudiera ser un ejemplo más de que hay lugares que transmiten una magia especial a quienes los habitan o visitan en soledad y con amor. Esos lugares se diría que poseen genius loci, el duende que lo llamaría Lorca. En ese lugar todavía puede percibirse, pues hoy el Palazzo alberga el Museo Fortuny. Allí puede contemplarse en un ambiente mágico, su obra, sus talleres, su estudio y su biblioteca, sus telas y cuadros, lámparas, sus fotorafías y la luz que tanto le inspiró. Y allí fueron Abril y Antipático hace más de veinte años y volvieron en 2009 los PLAM, y en ambas ocasiones pudieron pasear a solas por las salas del palacio, impregnándose del aura del lugar, en una visita que ya ha sido descrita por Abril en su blog.
Si se acercan por Venecia, no dejen de visitar el lugar.
Pincha la foto para ver entrada de Un abril encantado

11 comentarios:

  1. Volver a Venezia???, no me parece tan imposible...es cierto que volvería al museo Fortuny, que es cierto que aquellos muros, aquellas ventanas tienen un reconfortante misterio donde te ves sumergido, eso si, con visita obligada a su fábrica abierta hace pocos años en su lugar original en la Guidecca...un abrazo L.

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  2. ...quiero decirte que ...en esta tarde tan gris....entrar en TU BLOG...y encontrarme a Venezia... ha sido muy reconfortante...para mí....me he sentido bien leyéndote...gracias por llevarnos hoy a la Serenísima.....con tu crónica veneziana......¡¡¡¡ Berta

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  3. He disfrutado la lectura de esta entrada, completísima, palabra a palabra. Y la verdad es que la única referencia que tenía de Fortuny era en relación a Sorolla...pero desconocía su biografía.
    Muchas gracias por dejarnos esta sugerencia tan atractiva.

    Un saludo

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  4. hola antipático... todo son coincidencias. ¿sabes dónde estuve el martes antes de meterme en quirófano? en el museo del traje, donde vi algo de la obra de fortuny. algo hay en tu entrada del blog!!!

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  5. ...adoorooo VENECIA fue una cuidad que me encanto, volveriaa a ir unaa y otraa vez al igual que volveria ir a ver el museo Fortuny y volveria a contemplar esass telas maravillosas. Me he alegrado mucho al ver estaa entradaa en estee MAGNIFICO BLOG...
    Besitoss mer!

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  6. Lovefashion, volveremos a Venecia, algún día, iremos otra vez. Y tú volverás a volver, quizá con otras personas, probablemente con alguien muy especial.. ¿quién sabe?

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  7. TENgo una maravillosa lámpara de techo de fortuny

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  8. Enhorabuena, tienes suerte Anónimo, pues son una preciosidad esas lámparas.

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  9. Por cierto, y para quien interese: acaban de inaugurar una exposición sobre Mariano Fortuny en el museo del Traje.

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  10. el convidado de piedra16 de febrero de 2011, 17:11

    Disfruta del documental 'Fortuny y la lámpara maravillosa', emitido en el programa 'Imprescindibles'
    www.rtve.es

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  11. Lo he visto en la tele el otro día, fue muy interesante, gracias

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