Para quien no conozca el mundo de la encuadernación quizá este nombre resulte desconocido. Antes de dedicar mis ratos libres a los libros, he de reconocer que tampoco sabía quién era. Pero desde que empecé a encuadernar y ver en numerosas ilustraciones y en algunas exposiciones las obras maravillosas que había creado, no he encontrado otro encuadernador que me guste más.
Paul Bonet nació en París en 1889. Era un diseñador y decorador. Al principio su actividad laboral nada tenía que ver con el mundo de la encuadernación. De hecho, su trayectoria profesional se inicia modelando maniquíes de madera para los escaparates de las tiendas de moda. Su afición por los libros le hizo coleccionar las mejores ediciones. Pero cuando mandaba que los encuadernaran, no quedaba contento con los diseños que le realizaban, por lo que empezó a diseñar sus propias maquetas para que las ejecutara los mejores artesanos de París, dado que él no conocía el oficio ni las técnicas.
Ilustraciones de las maquetas de portadas de realizadas por Paul Bonet
Al igual que su predecesor, Pierre-Emile Legrain, comenzó a introducirse en el mundo de la encuadernación inmerso en las últimas tendencias artísticas del momento, marcadas por los movimientos de vanguardia. Sus diseños eran muy atrevidos para el momento. En 1924, el conservador del Museo Galliéra, cuenta con él para la exposición Arte del Libro Francés. En 1925 consigue que los profesores de la Escuela Estienne colaboren en la ejecución de sus maquetas. Ese mismo año se convierte en profesional. Fue enseñando como aprendió lo mucho que de su nuevo arte ignoraba. Sus primitivos ensayos, tímidos y balbucientes, fueron alardes de puerilidad. Su empuje y su genio, no estuvieron exentos de rectificación.
Biblióficos de prestigio empiezan a encargarle algunas encuadernaciones, como el argentino Carlos R. Scherrer y R. Marty. Cuando en 1930, debido al crack económico, Marty se vio obligado a vender su colección, y la obra de Bonet se hizo bien conocida en el mundo de la bibliofilia, cuyo mundo revolvió. Los encargos proliferaron. A la muerte de Scherrer, sus libros volvieron a París, recuperados por otro bibliófilo.
En los años treinta conoce a Raoul Dufy, De Chirico y Picasso. Entonces realiza sus primeras decoraciones surrealistas. Son muchas sus innovaciones, como las encuadernaciones esculpidas, con planos perforados que dejan ver parcialmente las guardas decoradas. Emplea diversos materiales como el metal, piezas de oro, marfil y lapislázuli. Ensaya encuadernaciones fotográficas. También emplea del tradicional hilo de oro, donde consigue provocar, con el reflejo de la luz, una cierta sensación de relieve y movimiento. Utiliza las decoraciones de volutas, y después, “a la dentelle”, con entrelazos de hierros, puntos, estrellas y letras. Realiza composiciones ovales. Su proceso innovador culmina con sus famosas encuadernaciones irradiantes. También hay que destacar sus decoraciones en serie, trabajando bien con varios ejemplares de la misma obra, bien con todas las obras del mismo autor. Fue un gran renovador en un mundo de bibliófilos y aristócratas, muy conservadores. Su lema: “escapar a la obsesión del pasado”.
Realizó diversas interpretaciones para la encuadernación de una misma obra, lo que requiere una importante capacidad creadora, pero la imaginación de Bonet era poderosa. Supo interpretar magníficamente los libros en sus diseños pues era un gran lector.
Muchos autores le dedicaron sus libros, como André Breton, Max Jaxob, René Char, Paul Valery o André Maurois.
Murió el 3 de marzo de 1971. Hace treinta y nueve años. Todavía se le recuerda con el Premio Paul Bonet, que se creó como homenaje a este gran encuadernador. Hoy el mundo de la encuadernación le sigue recordando.
Guillaume Apolinaire
Caligrames
Ilustraciones de G. de Chirico
Tartarin de Tarascon
Alfonse Daudet
Ilustraciones de Raoul Dufy
Edmond de Goncourt
Les Frêres Zemganno
Ilustraciones de Auguste
Le chef-D´Oeuvre inconnu
Honoré de Balzac
Ilustraciones de Pablo Picasso
Paysages méditerrannées
Paul Morand
Grabados de F.L. Schmied
Saint-Évremond
Oeuvres (3 vols.)
Colette
Claudine (4 vols.)
Guillaume Apollinaire
Le poete assasiné
Buffon
Ilustraciones de Picasso
Voltaire
La historia del libro está plagada de este mismo suceso constantemente: las bibliotecas que forma una generación están destinadas a desaparecer a manos de la siguiente. Ella pudo tocar los libros de Paul Bonet, yo tan sólo puedo admirarlos de cuando en cuando en museos, bibliotecas y exposiciones, e intentar evocar su belleza en este blog. Sí, precisamente aquí, en ese mundo virtual y electrónico, que amenaza también al libro, aunque creo que no tanto como la iconoclastia con el pasado a la que tan aficionados somos los seres humanos.
Si te ha gustado lo que has visto, puedes saber más sobre su obra y disfrutarla, pinchando aquí.
Este antipático, maravillado por las obras que de él ha podido contemplar, tiene una especie de nostalgia de un paraíso en parte perdido. Se trata de una historia algo personal. Espero que excusen los lectores la introducción en este blog de referencias personales, pero supongo que a estas alturas están acostumbrados a encontrarse con ellas en sus visitas, aunque no vengan muy a cuento. Si el disgusto que pueden provocar no les ha hecho abandonar ya, puede que incluso algún día les cojan el gusto.
Hablo del Madrid de antes y después de la Guerra. Mi bisabuelo era fotógrafo. Debió ser de los pocos que había en activo a principios de siglo XX. Mi bisabuela conocía a escritoras como Concha Espina y a pintoras como María Blanchard. Mi tía abuela, siguiendo la tradición, frecuentó a la pintora Ángeles Santos Torroella, a la escritora Elisabeth Mulder y a intelectuales como María de Maeztu, Consuelo Berges o Matilde Serrano. Mi tía abuela era una bibliófila empedernida. Yo no la llegué a conocer debido a desavenencias familiares de las que no puedo acordarme porque no me las han querido contar quienes las vivieron. Con su muerte desapareció en la familia el rastro de algunas mujeres que vivieron en contacto con el mundo del arte o la cultura. Cuando murió me enteré, con enorme dolor, que en su biblioteca había tenido ejemplares de libros encuadernados por Bonet y Legrain. Al final de su vida, para sobrevivir, se vio obligada a ir vendiendo su magnífica biblioteca, que con su muerte terminó de adelgazar y casi desaparecer. Adiós a Bonet.
La historia del libro está plagada de este mismo suceso constantemente: las bibliotecas que forma una generación están destinadas a desaparecer a manos de la siguiente. Ella pudo tocar los libros de Paul Bonet, yo tan sólo puedo admirarlos de cuando en cuando en museos, bibliotecas y exposiciones, e intentar evocar su belleza en este blog. Sí, precisamente aquí, en ese mundo virtual y electrónico, que amenaza también al libro, aunque creo que no tanto como la iconoclastia con el pasado a la que tan aficionados somos los seres humanos.
André Gide
Lettres à Angèle
Candide
Ilustraciones de Sylvain Sauvage
Que hermoso trabajo el de Bonet. Después del espanto, de la desesperación y de la inermidad es maravilloso que el arte convierta al libro en un objeto, en un viaje maravilloso, y maravillado, entre la tapa que asombra y el contenido que seduce.
ResponderEliminarEscapar a la obsesión del pasado es difícil para los que amamos los libros porque ellos, precisamente ellos, nos conectan con ciudadanos de otros tiempos, tiempos en flor, bajo los dulces sones de la sonata de Vinteuil, épocas de bellezas leves y realidades perfumadas.
me ha encantado, lo que pueden hacer unas manos y la imaginación creando esos símbolos, esas figuras...Paul Bonet, era el nombre la calle donde viví en mi época de Burdeos en la universidad.
ResponderEliminarQuerido Antipático, que buenos recuerdos aprendiendo a encuadernar contigo las tardes de los lunes. Gracias por recordarme lo mucho que me gusta. A ver si salgo de este letargo y me pongo a ello de nuevo. Nunca conseguiré plasmar la belleza de Bonet, pero me hace feliz por dentro y eso ya es mucho. Cuanta belleza, si se sabe vivir con los ojos abiertos.
ResponderEliminarLa fecha de nacimiento no me cuadra, o es que ha envejecido mucho...
ResponderEliminarHe visto estas encuadernaciones en una exposición hace años en el Museo de Artes Decorativas, en catálogos de AFEDA, siempre me embelesó el de las estrellas del firmamento (bueno eso es cosa mía),pero ignoraba cuánto cuentas de Bonet, de la la biblioteca de la Tita...comprendo tu admiración y ese sentimiento de quienes saben que hubo algo único tan cerca...
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Probablemente cuando tenga ganas hable de otros encuadernadores, que los hay maravillosos.
ResponderEliminarLo de mío con los libros y estar atrapado por el pasado es algo patológico. Todo son reminiscencias proustianas. Si no os lo creeis, no tenéis que echar un vistazo a las cosas que leo y que os voy mostrando.
Helene, no te perdonaré que dejes la encuadernación. Necesito amigos que compartan ese placer conmigo.
Anónimo, gracias por lo de la fecha de nacimiento, el error ya está corregido.
Y a tu Abril, ¿cuándo me harás cabezadas con los hilos de seda?
¡Qué interesante hubiese sido descubrir mas datos de tu tia abuela ( seguro que en tu herencia genética tiene mucho que ver)¡y qué marivollosas mujeres le rodearon...Maria de Maeztu: novedosa maestra que renovó la escuela y la modernizó y apasionada conferenciante que siempre defendio los derechos de la mujer a tener las mismas opciones culturales que los hombres....
ResponderEliminarMe ha encantado.
El tema de la biblioteca da para otro cuaderno del antipático ...
Querida Regenta: ¡qué gusto verte por aquí!
ResponderEliminarEl tema de mi tía abuela Matilde “la tita” y su relación con María de Maeztu, no sé si da para un cuaderno, pero al menos da para esta historia. Espero que te resulte interesante.
FINAL DE LA RESIDENCIA DE SEÑORITAS
La Residencia de Señoritas fue creada en 1915, en teoría dependiente de la Residencia de Estudiantes creada cinco años antes. María de Maeztu fue su directora desde su creación, haciendo una gran labor a su frente, con gran independencia, pero una férrea disciplina entre las residentes. Con el apoyo de algunas destacadas colaboradoras, como Eulalia Lapresta o Rafaela Ortega –hermana del filósofo- María de Maeztu, omnipresente en aquella casa, sacó adelante un proyecto pedagógico y cultural impensable en aquella época, que supuso un paso decisivo para facilitar el acceso de varios cientos de mujeres a la universidad, y fue una institución clave en la integración de las mujeres en la vida intelectual española. Los nombres de Victoria Ocampo, Gabriela Mistral o Marie Curie, que pasaron varias temporadas en la Residencia de Señoritas, o María Zambrano, que dio clase allí, sirviendo de modelos de vida a las jóvenes estudiantes, quizá puedan dar una idea de la trascendencia de un centro en el que se formaron personalidades como Victoria Kent, Carmen Conde, Josefina Carabias o María Moliner.
Al estallar la guerra, intentó interceder para salvar la vida de su hermano Ramiro, preso desde el comienzo de la contienda. Ella tenía una trayectoria política más cercana a los militares golpistas que a los republicanos, razón por la que algunas residentes forzaron su marcha. Acabó siendo destituida en septiembre de 1936. Ella, que temía por su vida, decidió exiliarse.
Al finalizar la guerra, la Residencia de Señoritas fue reconvertida en Colegio Mayor Teresa de Cepeda en 1940 (Colegio Mayor Santa Teresa de Jesús, desde 1942), y fue nombrada directora Matilde Marquina García. Matilde había sido antigua alumna de la Residencia, era una falangista vinculada a la sección femenina y muy amiga de Pilar Primo de Rivera.
Cuando María volvió a España en 1945, se esforzó por hacer llegar a Matilde, y a su antigua colaboradora Eulalia Lapresa, que ahora colaboraba en la dirección, que ella había sido destituida por los comunitas. Pero todo fue inútil: había perdido para siempre el proyecto por el que había sacrificado toda su vida.
El nuevo Colegio Mayor Santa Teresa, dirigido por mi tía Matilde, continuó durante bastantes años realizando una labor cultural muy meritoria, dados los tiempos que corrían, pero no llegó nunca a ser lo que fue la Residencia, cuya trayectoria se vio truncada para siempre.
Quisiera ponerme en contacto con el sobrino de Matilde Marquina. Soy biógrafa de María de Maeztu
EliminarSe me había olvidado citar la principal fuente de esta información, de la que he copiado casi todo:
ResponderEliminarÁlvaro Rivagorda
"El drama de los liberales"
Gracias.
ResponderEliminarme ha encantado.
Qué interesante, Antipático. Gracias por el disfrute.
ResponderEliminarY estoy de acuerdo con La Regenta, con respecto a las inquietudes e intereses personales a veces "De casta le viene al Galgo".
Un besote.
Interesante lectura para este fin de semana.No conozco a ese autor , pero siempre me llamaron la atención los "poetas malditos"
ResponderEliminaryo estoy releyendo a Miguel Hernández.Quiero trabajarlo con los niños.
Besos