Como ustedes saben estoy leyendo La pesca de la trucha en América, la obra más conocida de Richard Brautigan (1935-1984), que acaban de publicar en español. Este individuo fue un escritor al que han clasificado dentro del movimiento contracultural de los años sesenta. Escribió muchas obras, y ésta es sin duda la más conocida del autor. No sé muy bien qué decir de ella porque esta ¿novela? es absolutamente inclasificable.
De lo que quiero hablarles hoy es de la biblioteca Brautigan, una idea puesta en marcha por sus seguidores, proveniente de una novela suya titulada El aborto, obra que se desarrolla casi íntegramente en una biblioteca que recolecta obras inéditas, que nunca han sido publicadas.
La Biblioteca Brautigan, la real, no la inventada por él, está situada en la planta alta de la Librería Fletcher, en el centro de Burlington, Vermont, USA, y está hecha para conmemorar a su autor, en una zona autónoma del resto de la librería.
Los libros que contiene abarcan toda clase de temas y estilos, libros manuscritos o mecanografiados, o hechos con tratamiento de textos. La mayoría fueron enviados entre 1990 y 1996 y hay títulos como Plata esterlina para cucarachas o Tres ensayos que conducen a la abolición del dinero. Todos tienen en común que nunca fueron publicadas, y la mayoría están encuadernadas en encuadernaciones de color azul oscuro.
No se sabe cuál es el origen de la Biblioteca, pero una placa dice lo siguiente:
LA AMÉRICA ETERNA PRESENTA LA BIBLIOTECA BRAUTIGAN.
UN HOGAR PARA LA LITERATURA INÉDITA.
Al parecer tiene un bibliotecario que cambia con frecuencia (¿quiénes son?), y allí acuden los curiosos y amantes de Brautigan. Se puede mandar obras a la biblioteca con dos únicos requisitos: que no estén publicadas y que el autor se haga cargo de los gastos de envío. De tiempo en tiempo los libros son retirados y llevados a una cueva en Carolina del Norte.
La biblioteca tiene un dispensador de poesía, que como si fuera una máquina de cigarrillos, al introducir 50 centavos en la ranura y tirar de un mecanismo, suministra algo de poesía. Todavía estoy bajo el influjo de la lectura de La pesca de la trucha en América, y me dan ganas de mandar algo. También existe una biblioteca Brautigan Virtual.
El autor puede colocar los libros en cualquier balda que elija. Quizá una de las cosas más curiosas de esta biblioteca es el sistema de clasificación de las obras que la componen, y que se aleja de los sistemas clásicos de la mayoría de las bibliotecas. El sistema se denomina “sistema mayonesa”, y debe su nombre a que la palabra mayonesa fue la última de su libro más leído. El sistema consiste en organizar los libros en categorías como las siguientes: amor; el futuro; sentido de la vida; aventura; humor; naturaleza; vida callejera; todo lo demás... Utilizan botes de mayonesa o latas como sujeta libros.
La próxima vez que vaya a Vermont, me pasaré por la Biblioteca Brautigan con mis libros inéditos. Les mantendré informados de todo lo que averigüe.
Buena entrada Anti, como todas.
ResponderEliminarUna curiosidad, has leído a Boris Vian???...seguro que si. Qué te parece???.
*Y por Dios, no se te ocurra cerrar este blog, que a mi aun me faltan unos cientos de entradas para mi licenciatura...
Curioso, curioso.
ResponderEliminarMe gusta lo del dispensador de poesía.
Un saludo
Cristina
Querida Marisa: te voy a contar un secreto. En la barra derecha de mi blog, debajo de datos personales, hay una extraña fotografía de un marco de madera con compartimentos. Esa especie de cuadro lo tengo colgado en mi torreón. Prueba a copiarla y ampliarla. Si tienes éxito verás que en los recuadros de arriba están las fotos de algunos de mis escritores favoritos, en los de abajo, que son un poco más grandes, frases de inicio de libros clásicos o que me gustan. En la segunda fila de los cuadrados pequeños superiores, en el séptimo recuadro empezando por la izquierda está la foto de Boris Vian.
ResponderEliminarCuando yo tenía dieciocho años y poco dinero, me compré un libro de cuentos de Vian: "Los perros, el deseo y la muerte", después de aquella lectura, que me dejó marcado, leí mucho más sobre él. Hace tiempo que espera que le dedique una entrada en este blog.
Espero ansiosa esa entrada...
ResponderEliminarMi primer Vian fue, como dice mi hijo Pablo, "obligado", "L'ecume des jours", yo tenía unos preciosos y reivindicativos 19 años y me fascinó.
Un besín...dos besinos (asturianos). Uno para Lourdes.