viernes, 7 de enero de 2011

BIBLIOPATÍAS

Breve diccionario en el que se incluyen algunas de las numerosas enfermedades que contraen los humanos al estar en contacto más o menos continuado con los libros. Casi todas son contagiosas. Padecer cualquiera de ellas no supone, per se, entrar en el selecto club de los cultos o intelectuales. No busquen contrastar las definiciones en el DRAE, pues la mayoría se han obtenido de libros técnicos y especializados, como Enfermos del libro de Miguel Albero,  La Pasión por los libros, de Francisco Mendoza, Historia universal de la destrucción de libros de Fernando Báez, o Biblioclasmo de Fernando R. de la Flor.

BIBLIOCLEPTOMANÍA: inclinación a hurtar libros, procedente de una anomalía psíquica. Dentro de esta patología podemos encontrar multitud de modalidades: ladrón ocasional, ladrón ilustrado, ladrón por encargo, bibliopirata... La lista de ladrones de libros famosos es tan extensa que daría para un tratado..., y no quiero señalar a nadie.

BIBLIOCLASTIA: también denominada bibliolitia. Dícese de la dolencia que padecen las personas que tienen afán por destruir los libros y lo llevan a cabo. Utilizan diversos métodos, siendo el más utilizado el fuego. Han sido muchos los cultivadores, siendo de los más ilustres, el emperador chino Shuan Ti, la Inquisición o Hitler.

Hoy en día no es una actividad bien vista si se realiza por razones ideológicas, políticas, bélicas o religiosas. La extensión del mal de la bibliocomptentio (vid) ha hecho innecesaria la biblioclastia por esas razones. De todos modos los servicios de los biblioclastas resultan más necesarios que nunca debido a la profusión de libros sin calidad y sin interés que se editan, que no se venden y que merecen la hoguera. Los editores, que no pueden afrontar los costes de su almacenamiento, son los modernos biblioclastas, mientras millones de seres humanos no tienen dónde aprender a leer.

BIBLIOCOMPTENTIO: indiferencia y desinterés hacia los libros. Está tan extendida que puede considerarse el estado natural del hombre posmoderno, por lo que en realidad, la verdadera anomalía sería la contraria: el mostrar amor o interés por los libros.

BIBLIOFAGIA: Comer libros. Aunque no es muy habitual, hay quien devora físicamente los libros, voluntariamente o a la fuerza, como algunos escritores que fueron obligados a “comerse sus propias palabras”, o a perecer en el hoguera. Tiene señeros antecedentes desde la Biblia (Libro de Ezequiel, Apocalipsis de San Juan) hasta El nombre de la rosa de U. Eco (donde el padre bibliotecario, Jorge de Burgos, se come el libro envenado).

BIBLIOFILIA: Afición a adquirir y coleccionar los libros por cualquiera de sus méritos de contenido o de forma, o por su rareza. Esta enfermedad, muy extendida, tiene su raiz en el coleccionismo y es un auténtico cáncer de los que leen libros. Tiene inumerables modalidades: objetoadictos, fetichistas, bulímicos y compulsivos, exhibicionistas, solitarios e inseguros, sedentarios, sensibles, perfeccionistas, completistas..., y devotos de su Alteza (la edición princeps).

BIBLIOFOBIA: odio a los libros. Antiguamente estaba más extendida. Incluye la aversión a los libros como objetos y también a la lectura en sí, por considerarla peligrosa. Es requisito necesario para caer en la biblioclastia.

BIBLIOFUGIA: paulatina desaparición de libros de una biblioteca, bien sea por robo, pérdida, usurpación, préstamo impruedente, accidente u otras causas.

BIBLIOMANÍA: pasión exagerada por los libros, no justificada por interés erudito, literario o científico, sino más bien rayano en la locura.

BIBLIOLATRÍA: Se dice de la veneración exagerada y ciega a un libro, bien sea por su procedencia, autor, antigüedad o contenido.

Llega a su máxima expresión con los fieles o creyentes de las llamadas "religiones del Libro" (judíos, musulmanes y cristianos), que defienden que en sus libros sagrados se encuentra nada menos que la verdad revelada por el mismo Dios, aunque no haya constancia fehaciente ni prueba alguna de que así sea . Esta dolencia les hace felices y la llaman Fe. En determinadas épocas de la Historia, han llegado a quemar en numerosas ocasiones, por sacrílegos, los libros que contradicen o ponen en duda las sagradas escrituras..., y a sus autores (véase biblioclastia).

BIBLIOLITIA: véase biblioclastia.

BIBLIOPEPSIA: propensión a la lectura apresurada, fragmentada y sin aprovechamiento.

BIBLIORREA: padecida por insignes maestros de la talla de Balzac, Baroja y Dickens, consiste en producir páginas sin descanso, con las mismas incomodidades del vómito y la colitis.

BIBLIOTAFIA: dícese del mal que padecen los que acumulan libros para enterrarlos, como hacían los egipcios con sus objetos valiosos que los enterraban enlas tumbas de los notables. En sentido figurado, se aplica al que acumula libros desmesuradamente sin enseñarlos a los demás y sin leerlos.

BIBLIOTROPISMO: Dícese de la inclinación natural, en aquellos que la padecen, a acercarse a los libros, sitos en cualquier estante o librero, aún cayendo en la desatención de su hablante y en las airadas miradas de los dueños de casa. Este mal se manifiesta también en la parálisis súbita frente a cualquier escaparate que los exhiba y aún más, en la mirada impúdica dirigida a la carátula del libro que lee nuestro vecino de mesa en el café o de asiento en el metro.

Hanse visto casos graves en viajes largos en avión, en que no pocas veces un pasajero es asaltado con violencia o le es arrebatado su libro, con nocturnidad, mientras echa una pestañada.

LIPARQUIBIO: (sustantivo, del griego leipo=dejar, arché=inicio, principio; y biblion=libro). Acción y efecto de abandonar un libro en las primeras páginas. También sufren este mal los que padecen bibliopepsia (vid).

LECTOBLOGMANÍA: neologismo que define el mal que padecen, con la consiguiente pérdida de tiempo, los que han dejado de leer libros y leen blogs como este. 

7 comentarios:

  1. ¡Fascinante¡...confieso que he padecido en algún momento la cleptomanía libresca...pero solo ocasionalmente...Eran ellos los que querian venirse a vivir conmigo...

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  2. Buena!.
    Fino sentido del humor. Y con razón concluyes con un neologismo referido a "estos espacios". Dejaré de leerte (por malvado). :)
    Cristina

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  3. Cierro y corro, rauda y veloz, en busca de mi libro (preceptivamente pagado). Saludos.

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  4. Bibliotropismo: Dícese de la inclinación natural, en aquellos que la padecen, a acercarse a los libros, sitos en cualquier estante o librero, aún cayendo en la desatención de su hablante y en las airadas miradas de los dueños de casa. Este mal se manifiesta también en la parálisis súbita frente a cualquier escaparate que los exhiba y aún más, en la mirada impúdica dirigida a la carátula del libro que lee nuestro vecino de mesa en el café o de asiento en el metro.
    Hanse visto casos graves en viajes largos en avión, en que no pocas veces un pasajero es asaltado con violencia o le es arrebatado su libro, con nocturnidad, mientras echa una pestañada.

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  5. Ya me parecía a mí que, dado que la lista de dolencias del libro es inabarcable, alguno de ustedes no iba a resistir la tentación de intentar completarla. Anímense el resto, pues hay muchas enfermedades sin diagnosticar, y ya se sabe que un buen diagnóstico es imprescindible para iniciar cualquier tratamiento eficaz (aunque me temo que alguno no tenemos ninguna intención de curarnos y sólo tratamos de consolarnos con la compañía de muchos).
    Gracias Anónimo, y me apresuro a completar mi entrada con tu aportación.

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  6. En el diccionario imposible que tengo en mis enlaces, he encontrado el término "bibliofugia", que, por supuesto, incorporo como una bibliopatía más.

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  7. El convidado de piedra16 de enero de 2011, 17:49

    "... él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo."

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